Ya sabemos que en una boda los detalles son importantes. Rodearnos de profesionales nos aporta la tranquilidad y la seguridad de controlar cada uno de ellos. Pero aún nos dejamos algunos atrás, escondidos en aquello de “es lo que nos ponen” en cuanto a menaje en un día tan importante.

Existen verdaderas maravillas, está claro. Aquellas con lo que sentarte en una mesa es rodearte de belleza, de nuevas experiencias, de sentidos.

Por eso creo tanto en cuidar todo lo que vemos, lo que sentimos, en un evento. Es darle el último toque, lo sublime, a toda la decoración. Porque no me digais que una mesa no cambia con estas vajillas, con cristalerías únicas, con unos cubiertos maravillosos…

Hace poco leía una reflexión acerca de coleccionar todo aquello que no podamos llevarnos al otro lado, tras la muerte. Coleccionar recuerdos, sensaciones, momentos. Rodearnos de belleza, de gente que nos aporte algo que necesitamos, de buscar lo bonito en todo lo que tenemos al lado. Y me pareció fascinante esa forma de verlo todo. Tan simple y tan obvia, pero tan olvidada.

Así que, venga, va… que todo lo que digo no dejan de ser palabras, y no hay nada como verlo para entenderlo. ¿No te casarías en una mesa así?

Ése, al fin y al cabo, es el sentido de Cosas de Maruja. Sentarte rodeada de belleza, que lo feo y lo malo ya viene solo…

Un beso Maruj@s.