C&S – 16/03/2018

Aún recuerdo demasiado bien esa cita con Cora en la terraza de una cafetería en un Centro Comercial de Santa Cruz para hablar de su boda con Sergio.

Recuerdo el feedback que de ella obtuve a los cinco segundos de conocerla: serenidad, cercanía, dulzura, elegancia innata… Ella me transmitía todo esto. Y todo esto es lo que ella quería para su boda.

Una historia que volcar en una boda que empezaba con la pedida de mano más romántica que conocí: un banco al borde del lago de Hallstatt (Austria), rodeada por Los Alpes. Una pregunta con una respuesta obvia, que se remataría con una promesa: volver allí mismo, lugar que resultaría favorito en el mapa de su vida.

Y allí volvieron, acompañados en una sesión de preboda con Yeray Cruz. Un fotógrafo con la pizca de locura necesaria para llegar allí con ellos nuevamente, en pleno invierno y con el hielo calando en sus venas… Pero mereció tanto la pena…

Desde que llegaron, nos pusimos de lleno con la boda. Cóctel en la rotonda y banquete en el maravilloso Salón Plataneras, del Hotel Mencey, que tanto, tanto nos gusta.

Una deco que basamos en Hallstatt, en aquel banco y ese lago, en el lila que tanto le gusta a Cora y en el gris que quería aportar Sergio (el friki más maravilloso que podíamos conocer, después de mi marido… claro).  Menaje, cristalería y cubertería en dorados, lilas, turquesas, rosas y grises, dando sentido a todo un cúmulo de sensaciones.

Un diseño floral ejecutado por Isabel, de Alma Salada, que nos hizo soñar aún más bonito, con una delicadeza extrema.

Una papelería, un diseño gráfico, al borde aquél lago, de la mano de María, de Doblele Studio. Con ella, la noche de la boda, los invitados se sentían parte de aquel banco en Austria, compartían su historia. Y, tras la ventana dorada del seating, aquella imagen de las montañas en Hallstatt…

El momento dulce vino de la mano de Cristina, de Meringuel, con una tarta en tonos difuminados y unas galletas en forma de lazo, motivo icono de la lucha del cáncer, que recogía el carácter extramadamente generoso de Cora y de Sergio.

Y todo esto, imaginad, con la mirada del fotógrafo Yeray Cruz, al que tanto admiramos. Hiló maravillosamente esta historia de amor con esta Maruja para no poder olvidarlos nunca…

¿Te apetece caminar hasta el lago con nosotros?